La radiación, reseña histórica

Hasta ahora hemos visto qué es la radiación y los efectos que produce. Repasemos ahora los casos que ha habido de contaminación radiológica en seres humanos.

Sería una falacia empezar este post sin antes hablar del mayor caso de exposición humana a la radiación, los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, donde las estimaciones de muertes directas varían de unas 150.000 hasta unos 250.000 personas. Son los únicos casos de bombas nucleares empleadas sobre seres humanos, aunque me gustaría dedicar algún post específico a este tema y a otras aplicaciones militares de elementos radioactivos.

Aparte de estas exposiciones intencionadas a la radiación, existe una escala internacional para medir el riesgo radiológico en un accidente en las aplicaciones civiles de la radioactividad (las aplicaciones militares van por otro lado). Esta escala, conocida como INES (International Nuclear Event Scale) fue adoptada en 1990 con objeto de juzgar la severidad de los accidentes nucleares. Puntúa del 1 al 7 la gravedad de un accidente, siendo el 1 para el accidente menos transcendente y el 7 para un caso grave de liberación de radioactividad.

La escala INES marca una importante diferencia entre exposición accidental a radiación (digamos, quedarse en la sala de reactor cuando este funciona, al estilo de Watchmen) y una liberación al ambiente de átomos radioactivos (por ejemplo la no muy conocida fuga del CIEMAT en 1970, que no se conoció hasta 1984). Los accidentes nucleares más graves que han ocurrido hasta este momento son, según su gravedad:

  • INES 7 –  El desastre de Chernóbil (Ucrania, Abril 1986): El accidente más grave de toda la historia, donde el reactor nuclear con moderador de grafito (dedicaré algún post a explicar el funcionamiento de un reactor nuclear) en un deficiente estado de mantenimiento produjo una reacción en cadena que acabó con la liberación al medio de materiales radioactivos (unas 400 veces la radiación liberada en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki)  la muerte directa de 56 personas, el desplazamiento de más de 300.000 personas y la elevación de los niveles mundiales de radioactividad. Es el único accidente en esta categoría.
  • INES 6 – El desastre de Kyshtym (Rusia, septiembre 1957): Otro accidente en una república soviética, esta vez en una planta de gestión de combustible nuclear gastado. Aunque existe un alto secretismo, se sabe que se produjo una explosión en el sistema de refrigeración que provocó la liberación de una nube radioactiva que afectó a unos 300 kilómetros a la redonda. Los documentos sobre este accidente se hicieron públicos en 1990 y se estima que causó la muerta a 200 personas directamente. No hay más accidentes en esta categoría.
  • INES 5 – El accidente de Goiâna (Brasil, Septiembre 1987): Una fuente radioactiva procedente de un hospital desmantelado terminó en una chatarrería. Al desmontar esta fuente radioactiva (un pequeño cilindro de unos 5 centímetros de radio por 5 de altura) los trabajadores del desguace fueron expuestos a la radiación y liberaron el contenido radioactivo de la fuente al ambiente. La fuente fue cambiando de mano y contaminando a varias personas (entre ellas los ocupantes de un autobús donde se transportó la fuente). Esta exposición produjo la muerte directa a 4 personas y niveles severos de radiación a 249. En el INES 5 se engloban otros 3 accidentes, entre ellos la fusión parcial o casi-explosión de un reactor nuclear en estados unidos en 1979.

Por tanto, el tercer accidente radiológico (junto con otros en su misma categoría) más grave de la historia se debe al manejo indebido de fuentes radioactivas. En el siguiente post analizaremos el caso de España y el manejo que se da aquí a estas fuentes, pero ya adelanto que vamos mal.

Esta entrada fue publicada en Ciencia, Protección radiológica, Tecnología nuclear y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

7 respuestas a La radiación, reseña histórica

  1. Para comprar un arco y unas flechas; que no es de caza y de muy poca potencia (yo diría que de juguete) necesitas un carné que justifica que sabrás utilizarlo sin riesgo y que no estás loco.
    ¿Qué se necesita para comprar una herramienta radiactiva?

    • Pues la normativa que lo rige, esta aquí, y aquí tienes los formularios para rellenar.

      Aparte de lo complicado o sencillo que es obtener una fuente, lo importante es lo difícil o fácil que es su robo, ya que el reglamento especifica: el titular queda obligado a realizar las actividades de seguimiento, control y custodia de dichos materiales , por lo que una vez obtenida, puedes almacenar la fuente en un galpón de obra sin ningún tipo de vigilancia, todo depende del buen criterio del consejo de seguridad nuclear.

      • Lo malo de todos los reglamentos de este país es que lo dejan todo a criterio del artista (el titular es el que queda obligado, no el consejo de seguridad nuclear):
        Lo guardarás bien, y lo vigilarás bien sin entrar a matizar cómo de bien es un brindis al sol. El criterio del titular puede entender que guardarlo bien es meterlo en una caja de cartón y cerrarla con cinta de embalar.
        …o puede entender que se debe comprar su mururoa particular para jugar con su juguete.
        Sospecho que la solución electa será la más barata…

  2. Qwerty dijo:

    Interesante. Me gusta el estilo de ir poco a poco, añadiendo nuevos datos en cada entrada, sin saturarlo de información y con las referencias justas. Se hace más ameno leer un poco cada día que prácticamente un copypasta de wikipedia. ¡Buen trabajo!

  3. Pingback: Donde están las fuentes matarile | El Hombrecillo Indomable

  4. ¿Y a Fukushima qué le ponemos?
    ¿Un 5 como dice Japón, o un 6 como propone Francia?

Deja un comentario